viernes, 18 de abril de 2008

El Señor es mi Castor

Una cerveza se destapó y empezó a escribir sobre los puntapiés de su propia espuma como queriéndole dar gas a la cosa.

Pero se fue consumiendo en algo que ella nunca pudo decir. Y fue cadáver, como todos saben, al perderse la escénica de su cuerpo, y como todo envase también muere, (porque lo importante es lo de adentro), irá a parar en este mundo en la suerte de reciclaje que le toque..

Pero como quién entierra a sus muertos, vino otra para atestiguar y reconocer su linaje. Su superación yacía en el relato y comprención de lo que le había pasado a su antesesor/a. Consideró que no pasaba por su espuma sino por la frialdad con la que tenía que tomar su vida. Y esto le dió una religiosidad cognitiva. Se fue moldeando hasta darse cuenta que ya tenía un pasado, y su presente la llevó al futuro de una supuesta tercera; como un legado antes de que muera...

Pero la tercera, mas que destapada era enrroscada, llego para desmoronarlo todo y se embriagó en ella. Ësta peca de una exquisita frialdad olvidandose de su pureza y escéncia. La religión no le interesa, más la religiosidad de su propia prescéncia.

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